«El Dinamismo de un Jugador de Fútbol».
Por Eduardo Andere M.
La fiesta futbolera mundial apenas si se está a la mitad, pero para los neerlandeses y los mexicanos hoy, junio 29 de 2014, pareciera la cúspide. El fútbol es un deporte que une y separa al mundo; que muestra lo mejor y lo peor de nosotros mismos; en éxtasis total o depresión sin fondo.
La tensión de los 90 o 120 minutos es tan solo la adrenalina sostenida y contenida que explota en llanto interminable como lo mostró Neymar al concluir ayer el dramático y sostenidamente emocionante partido entre Brasil y Chile.
El fútbol está lleno de errores (los de los árbitros y abanderados) y pasiones (los de los jugadores, admiradores y fanáticos). También es arte y es ciencia; es equilibrio y esfuerzo, dominio y sagacidad. Pero es ante todo una fiesta de colores que explotan en un caos que al final se ordena. Y un obsequio para todos nosotros desde la butaca del arte es la maravillosa obra del italiano Umberto Boccioni (1882-1916) que nos legó al mundo su extraordinaria y viva pintura pintura de 101 años de antigüedad: El Dinamismo de un Jugador de Fútbol. Este cuadro es un oxímoron de abstracción concreta.
Todo pasa. No hay gloria sin esfuerzo. Pero no hay éxtasis eterno, ni felicidad permanente. Si no es suficiente esto, vamos y preguntémosle al equipo de fútbol de España. Lo importante entonces es vivir completo y luchando siempre; el verdadero triunfo es el esfuerzo. No importa cuántas caídas, lo importante es levantarse. No importa cuántos logros lo importante es la humildad.
Sea cual sea el resultado de hoy disfrutemos la intemporalidad de la síntesis del arte y el deporte, expresión sublime del quehacer humano. Los seres humanos somos un calidoscopio de emociones y pensamientos; pasiones y creaciones; errores y aciertos. Si fuésemos perfectos no seríamos tan perfectos.

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