Cerebro, tecnología, educación y aprendizaje a partir del 2020
Por Eduardo Andere M.
Pensamos que estamos al final o en la cúspide de un proceso de cambio educativo que se gestó con las grandes reformas de la educación mundial a partir de la segunda mitad del siglo XX; esto es un error. La realidad es que estamos en los albores de un cambio fenomenal en la educación escolar mundial.
Tres áreas del conocimiento desarrolladas vertiginosamente en las últimas décadas provocarán el cambio en las escuelas, hogares y empresas, para educar, instruir y capacitar a niños, jóvenes y adultos. Los contenidos no cambiarán mucho. Las escuelas seguirán enseñando matemáticas, historia, español, ciencias, artes y educación física; unas escuelas o sistemas pondrán más énfasis en un área sobre otra; pero en general seguiremos, básicamente con el quadrívium, el trívium y humanidades desarrolladas desde los griegos hasta la Ilustración. Los cambios vendrán de otras latitudes: neurociencia, tecnologías del siglo XXI dentro de las cuales están las de la información y la comunicación (TIC), y ambientalismo.
¿Qué nos dice la neurociencia o ciencias del cerebro? El mundo que estudia el desarrollo de las habilidades humanas (cognitivas: lo que sé y pienso; no cognitivas; las emociones; y funciones ejecutivas, i.e., tomar decisiones) está dividido entre dos posiciones epistemológicas extremas: genetistas y ambientalistas.
Si uno es genetista el ambiente puede hacer poco contra la fuerza de la naturaleza o la genética para el desarrollo cerebral, determinado por la dotación genética original en cada uno de nosotros.
La investigación neurológica nos demuestra que el cerebro es modificable por experiencias ricas o pobres de aprendizaje. Un aprendizaje nuevo es causa y/o efecto de nuevas conexiones neuronales (neuro-plasticidad) y, en algunos casos, nuevas neuronas (neuro-génesis). La neurología corrobora lo que los buenos educadores han sabido toda la vida: experiencias ricas e integrales de aprendizaje desarrollan “mejores” cerebros; “mejores” cerebros buscan experiencias ricas de aprendizaje.
Además, si éste no fuera el caso, de nada servirían las escuelas, vamos, ni los hogares, porque la genética es tan fuerte que dominaría al ambiente. Ahora, suponiendo que la razón asiste en la misma proporción a las dos posiciones extremas, a uno le conviene, sobre todo si es educador, padre de familia o empresario, aliarse con los ambientalistas, por razones obvias.
Las TIC, y tecnologías aplicadas asociadas, han llegado apresuradamente al mundo cotidiano. Es difícil encontrar a una persona sin un teléfono celular; pronto será difícil encontrar a alguien sin un teléfono inteligente o tableta. El proceso es lento, pero nos guste o no, en menos de diez años no tener una solución de este tipo en las escuelas o empresas será anacrónico; sería tanto como escuelas de antaño sin pizarrones, ni libros. La tecnología no sustituirá a los maestros, pero ningún maestro podrá enseñar sin tecnología. No tardará el día en que las impresoras 3D digitales o aditivas lleguen a la tienda de la esquina, las oficinas y los hogares (ya existen muchas versiones comerciales). En este nuevo mundo tecnológico, no sólo transmitiremos datos bidimensionales, sino tridimensionales imprimibles mediante un proceso de adición de capa tras capa, en casa. Uno podrá diseñar e imprimir muebles, ropa, mementos, adornos, piezas de arte y hasta comida. Un cambio importante que ya está aquí es que las librerías y bibliotecas de todo el mundo serán impresoras “on demand”. Ahora las casas editoriales alrededor del mundo en lugar de imprimir cientos o miles de libros que se quedan en bodega, utilizan la opción de “print on demand” para versiones de “paperback” donde los clientes acuden a la biblioteca o librería de su elección y con el ISBN del libro “semi-electrónico” se les imprime y empasta. Es una opción “blended” (mixta), parte electrónica y parte física.
El ambientalismo, o lo que se conoce en la literatura como ambientes positivos, poderosos o ricos de aprendizaje en el aula, la escuela, el hogar, la empresa y la comunidad, será la pauta de los nuevos programas de estudio, instrucción y capacitación de niños, jóvenes y adultos. ¿Qué es un ambiente de aprendizaje? Bueno, es un tópico que estoy investigando alrededor del mundo visitando escuelas y universidades, entrevistando a directores, maestros y expertos. Pero, preliminarmente puedo decir que es una dimensión dual, física y actitudinal, para facilitarle al cerebro su desarrollo de una manera teleológica, con un sentido: aprender un arte, una ciencia, una habilidad, una conducta. En el mundo físico, están los recursos (¿con qué?) y métodos (¿cómo?) que se utilizan en el proceso enseñanza-aprendizaje; en el mundo actitudinal, está el desarrollo de espacios cordiales, motivadores, abiertos, compartidos e integrados.
Cualquier ambiente, bueno o malo, genera aprendizaje; ambientes ricos y éticamente no neutrales, generan el aprendizaje para una vida íntegra y sabia.
La autoridad educativa nunca puede crear un ambiente rico de aprendizaje en el aula; porque la autoridad no está en el aula; el maestro, puede propiciar dicho ambiente; pero no cualquier maestro.
Los maestros del futuro además de ser pedagogos deberán ser psicólogos del aprendizaje; los directores de escuela, deberán ser creadores de condiciones para tales ambientes. Y los padres de familia deberán ser entrenados para saber qué hábitos cotidianos aumentan la probabilidad de desarrollos cerebrales adecuados en niños y jóvenes. No estamos viendo la punta del iceberg educativo, porque ni siquiera iceberg exite todavía.
El autor es profesor-investigador visitante de la Escuela Steinhardt de Cultura, Educación y Desarrollo Humano de la Universidad de Nueva York, y autor del libro Teachers’ Perspectives on Finnish School Education: Creating Learning Environments. SPRINGER, Switzerland, 2014: http://buff.ly/KvVFBH
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