Primeros hallazgos en Finlandia

Después de un largo descanso en los pasillos inescrutables y surrealistas del sueño, arrojado a ese abismo, pero el cansancio de un traslado de 25 horas, y con una mañana que despertó con llovizna a 3C, la mejor manera de reconocer e Finlandia (Suomi en finlandés) es en el Ateneum, el Museo o Galería Nacional de Arte abierta al público el 13 de octubre 1888 . Es la casa permanente de grandes pintores finlandeses como Hugo Simberg con su famosa pintura El Ángel Herido, Akseli Gallen-Kallela con el famosísimo tríptico el Mito de Aino sonsacado de la novela épica El Kalevala pero también del hermosísimo paisaje La Vista del Lago, Pekka Halonen con sus hermosas pinturas de invierno o Lavando en el Hielo, Albert Edelfelt con su pintura Nenúfares (lirios de agua), Estudio para el joven y una sirena y muchos más. Hoy, las obras exhibidas destacaban el trabajo de mujeres pintoras finlandeses, entre otras nacionalidades, del siglo XIX, con extraordinarias obras, dentro de las cueles me atrajo una pintura, tanto por el título “Nocturno” como por su belleza. El museo es pequeño pero poderoso y es como recorrer las venas de la historia de Finlandia.

Pero qué ha cambiado en Helsinki desde aquella primera vez que la visité en marzo de 2004 y hoy marzo de 2025. En esencia la ciudad está, arquitectónicamente, igual, con el mismo estilo que combina fachadas y construcciones de estilo neoclásico, con las que heredan una perspectiva rusa, menos estilizada, más lineal. Helsinki no tiene el glamour de las grandes ciudades de Europa como Bruselas, Londres, Paris, Roma, pero tampoco las hordas o turbas de turistas de dichas ciudades o las famosas italianas como Venecia, Florencia, Pisa, donde difícilmente uno encuentra un lugar de solaz esparcimiento (pleonasmo intencional). Así, Helsinki se puede disfrutar mucho y a paso moderado, sin filas interminables ni cafés atiborrados todo el tiempo, a pesar de que los finlandeses son grandes consumidores de café. Según el portal Balance Coffee de la Gran Bretaña, Finlandia tiene el nivel más alto de consumo de café por persona con un promedio de cuatro tasas al día, entonces, no sorprende el encontrarse una cafetería en cada esquina. Si bien la arquitectura no ha cambiado y a ojo de buen cubero las cosas permanecen más o menos igual, lo que sí ha cambiado son los giros de los locales comerciales. En el mero centro de la ciudad destaca la estación de trenes principal de toda Finlandia, la famosa Rautatieasema con un estilo que combina lo neogótico y lo neorenacentista que sobresale a todas las construcciones que la rodean. En su interior, los espacios físicos son los mismos, pero los giros son completamente diferentes. Hace 20 años resaltaban las oficinas de trenes de gran alcance o distancias largas y trenes de distancias cercanas; esas oficinas fueron desplazadas a locales laterales mucho más pequeños. En el centro del edificio, vamos, a la entrada de este por la puerta principal, destacaba un conjunto de pilares de donde pendían unos fajos de cartulinas o fojas que desplegaban los horarios de trenes de todos los servicios. Eran un verdadero vía crucis. Yo recuerdo que en mi primera incursión debía acudir a la estación para consultar estas guías de trenes con antelación, muchas veces un día antes del desplazamiento para aprender horarios, rutas, andenes. Hoy todo es digital, un poco confuso en los primeros usos; y si uno se equivoca, nomás no hay forma de comunicarse con alguien de carne y hueso. Pero, ya agarrando la onda es mucho más sencillo y versátil. Otra cosa que ha disminuido son las tiendas que venden servicios de telefonía celular; existen, pero en mucho menor número. Finalmente, el cambio más impactante es, por un lado, la desaparición de Nokia, que hace 20 años se desplegaba en los linderos de la ciudad en un conjunto de edificios de cristal y que hoy no se ve por ningún lado y, por el otro, Oodi (Oda en español) que es la más nueva magna biblioteca inaugurada el 5 de diciembre de 2018, un año después del centenario del nacimiento de Finlandia como nación independiente. En 2019 Oodi recibió el Premio de la Biblioteca del Año (es decir premio a la mejor biblioteca pública inaugurada el año anterior al que se otorga) de la Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias.  Oodi, en realidad es más que una biblioteca, es como así se le conocía al principio, la sala de estar de Helsinki, hay de todo, menos espacios de lectura en silencio. Como hoy es domingo y, por tanto, la única biblioteca abierta en los alrededores, Oodi está repleta de todo tipo de clientes, más parece una tienda departamental que una biblioteca.

Cuando me acerqué al escritorio de información en la entrada de Oodi y le pregunté a una de las personas que lo atendían, sobre un lugar silencioso donde su pudiera trabajar en silencio, de botepronto respondió con un gesto de ¡újule!, “aquí no hay”. Pero después de reflexionar un poco me sugirió algún lugar en el tercer piso o una pequeña sala de lectura en el segundo piso. La sala de lectura a reventar, como si fuera una sala de biblioteca de universidad. Oodi tiene 10 mil metros cuadrados de construcción, aloja alrededor de 70 mil libros y cuenta con una visita, en promedio, de 2.5 millones de personas al año; para un país de 5.6 millones de habitantes, y una ciudad capital de 660 mil habitantes, los bibliófilos o curiosos son una cifra alta. Oodi forma parte de una red de 10 bibliotecas de Helsinki y 77 de Helsinki y sus alrededores. En el toda Finlandia hay 721 bibliotecas. En contraste la biblioteca Vasconcelos de la Ciudad de México inaugurada en 2006, en el año 2018 contó con una afluencia de un poco más de 1 millón 800 mil personas. Según el portal de la Secretaría de Cultura existen en México 7, 476 bibliotecas, y en la ciudad de México 379 bibliotecas. Es imposible hacer comparaciones justas, porque no existen estadísticas de calidad, como son la cantidad y calidad de libros o colecciones de consulta; la calidad y modernidad de las instalaciones y cosas similares. Pero una vez más, a ojo de buen cubero, se antoja que el número de visitas al año en la ciudad de México para una población de más de 9 millones de habitantes contra el número de visitas en Helsinki por el tamaño de su población nos da una idea de este hábito cultural. En lo personal, hay otras bibliotecas en Helsinki que me gustan más, vamos con más espacios para el trabajo en silencio, como la Biblioteca Nacional o la relativamente nueva biblioteca de la Universidad de Helsinki la más grande en colecciones y servicios de investigación de toda Finlandia.

En otro tema, los tranvías deambulan por todo el centro de la ciudad tal como lo hacían hace 20 años, y como sucede en otras ciudades de Europa; la diferencia en 2025 es que en Helsinki lucen más modernos en su mayoría. Lo demás sigue igual, quizá con más población inmigrante en las calles, centros comerciales y medios de transporte y más presencia policíaca en la estación central de trenes.

La diferencia de horarios con la Ciudad de México ayer era 8 horas; hoy son 9 horas por delante; es decir, justo cambió en la madrugada.

3 respuestas a “Primeros hallazgos en Finlandia”

  1. Gracias por compartir, impacta lo de las bibliotecas, por la zona dónde vivo no hay ni una cerca.

  2. Avatar de ILSE MONICA LEON FEBLES
    ILSE MONICA LEON FEBLES

    Dr. Eduardo

    Que increíble descripción, me permitió sumergirme en un mundo inimaginable, en donde el hombre crea y se recrea sin límites.
    Gracias por compartir.
    Saludos cordiales Ilse.

    1. Hola Ilse, qué gusto leerte por aquí! Muchas gracias por comentar! Muchos saludos!

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