
Un día de escuela. Turku, Finlandia. Una caminata pausada en la ladera empedrada y arbolada del río Aura, antes de ir a la escuela, me permitió repasar una sensación. Ahí, en una banca cerca del río una mujer leía, en toda calma, un libro abierto a la mitad. Junto a ella un perro atado esperando atención y, en frente, las aguas del río. Detrás de ella una columna de árboles decorados por los niños y jóvenes de la ciudad, y yo, con una sensación serena de solo observar su lectura en un ambiente tranquilo. Al cerebro que le gusta leer, también le gusta observar cuando otros leen. Quizá esa sea la razón por la cual existen niños lectores de papás lectores.

Unos minutos después visité, junto con la ex-directora de otra escuela finlandesa, la prestigiada preparatoria de la Catedral en Turku, «Katedraiskolai i Åbo.»
La visita fue muy especial porque aquí estuve el 14 octubre de 2009, y pude observar el cambio espectacular, en tan solo 10 años, en casi todo menos en el número de estudiantes.

Esto me permite describir con qué rapidez y cómo están cambiando las escuelas, tanto en lo pedagógico, como en los ambientes físicos de aprendizaje (reconstruida totalmente hace 3 años) y en el liderazgo. Este es el tipo de cambios que veremos en el seminario del próximo 8 de junio en la Ciudad de México: https://eduardoandere.blog/2019/05/14/seminario-ambientes-fisicos-y-pedagogicos-de-aprendizaje-motivacion-y-creatividad/